La ARTRTITIS REUMATOIDEA es una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune, que afecta
predominantemente las articulaciones, pero que puede además incidir otros órganos. Si no es
tratada de manera temprana y correcta, puede generar una destrucción articular,
discapacidad permanente y pérdida de la calidad de vida. Si bien su causa es desconocida,
algunos genes pueden predisponer a esta enfermedad.
En el número anterior, se abordaron los síntomas y causas. En esta oportunidad, nos
enfocaremos en el diagnóstico y tratamiento.
DIAGNOSTICO
La confirmación diagnóstica la hará el médico reumatólogo, a través de una historia clínica
exhaustiva, confirmando la presencia de artritis por el examen físico, de laboratorio,
radiografías y ecografías.
TRATAMIENTO
Por ser una enfermedad crónica, el tratamiento no es curativo, pero sí el reumatólogo indicará
el abordaje específico que controlará el avance de la enfermedad, reducirá la inflamación,
aliviará el dolor, evitará la aparición de deformidades, reduciendo al máximo la posibilidad de
discapacidad.
Se indicarán medicamentos para aliviar los síntomas como antiinflamatorios, corticoides a
dosis bajas.
Los medicamentos antireumáticos que se utilizan se denominan “modificadores de
enfermedad” y demoran unos 2 o 3 meses en hacer efecto; el médico podrá indicarlos solos o
combinados, según cada paciente lo requiera acorde al tipo y severidad de su artritis. Más
recientemente se han desarrollado nuevas drogas, llamadas “drogas biológicas”, que actúan
bloqueando o inhibiendo a los componentes específicos de la respuesta del sistema inmune
que contribuyen a la enfermedad.
Además del tratamiento farmacológico, existen otras medidas terapéuticas que consisten en:
Educar al paciente sobre la necesidad del descanso articular, mejorando las horas de
sueño y descanso diarios;
Calor local, duchas calientes prolongadas por la mañana, producen relajación y
reducen la rigidez.
Kinesiología
Mejorar la alimentación: enriqueciendo la dieta con calcio, y si fuera pertinente,
tratando la obesidad para evitar la sobrecarga a las articulaciones.
Incorporación de actividad física a la rutina de vida diaria (natación, bicicleta,
caminata, o cualquier actividad que sienta que quiera y pueda realizar, siempre
consensuándolo con su médico).
Las personas afectadas deben acudir a los controles médicos periódicos que se
programan con el propósito de vigilar la evolución de la enfermedad y respetar de
manera rigurosa las indicaciones médicas. Pero ante todo tener en cuenta que este
tipo de enfermedad autoinmune articulares con tocamiento sistémico deben ser
tratadas por el médico REUMATOLOGO.
Los mejores resultados terapéuticos se consiguen cuando se procede a un diagnóstico
precoz y se establece el tratamiento en las fases iniciales de la enfermedad.
Dra Prigione Cristina - Dra. Marczuk Patricia - Servicio de Reumatología Hospital Italiano
Rosario. Nuevos Consultorios Externos del HIR.